martes, 28 de octubre de 2008

Los huracanes y la radiografía de una nación

Cuba Libre, Digna y Solidaria

....El huracán, si de algo ha servido, es para hacernos una radiografía, que va de lo colectivo a lo individual; para poner al desnudo las partes sanas de nuestra sociedad, y las podridas. ¿Cuán cínico puede ser el argumento de un individuo que engaña o extorsiona a una anciana, o a un simple compatriota tan o más afectado que él, para obtener unos pesos extras en la venta de productos de primera necesidad? El vendedor que esconde su producto para no bajar el precio o el responsable de la distribución de algún bien que intente acaparar para su beneficio una parte de lo que distribuye sin corresponderle, asumen una inexcusable actitud de clase: la de aquella que fue derrotada hace 50 años. Y qué reconfortante es saber que hay personas que devuelven de forma espontánea colchones o tejas que recibieron en demasía, aunque no les venga mal tenerlos, porque saben que otros más necesitados esperan por ellos. Los que no nos quieren, tratan de incentivar el egoísmo y de negar toda conducta solidaria. ¿Acaso no son cubanos esos que, aun con sus casas destruidas, siguieron movilizados para socorrer a otros?

Por eso la escuela que alberga en la Isla de la Juventud a los estudiantes saharauis es un extraño símbolo, que los egoístas quisieran extirpar: allí están, pese a todo, esos muchachos norafricanos —el huracán se llevó algunos ventanales, pero las clases no se han detenido—, con su pequeña mezquita, y sus alfombras en las habitaciones para orar; y allí están también los maestros cubanos que cumplen una «misión interna», como le llaman, porque casi todos provienen de provincias lejanas y están allí por dos años, después —o quizá antes— de cumplir alguna «misión externa», en Venezuela o en Bolivia. Y ya llegará el día en que desaparezca de la tierra ese extraño concepto de lo interno y lo externo, porque los seres humanos habitamos un mismo planeta.
Por eso, también en algunos poblados momentáneamente sin electricidad, el médico de la familia es boliviano o ecuatoriano, hombres y mujeres que estudiaron la carrera en Cuba. Por eso, en los días en que visitaba la Isla de la Juventud, llegaban 15 nuevos médicos habaneros, recién graduados, para cumplir allí el servicio social. Por eso, también, en las salas de los cines del país hay colas para ver una inusual película de guerra (*): no la tradicional historia de Rambo, el imperialista «bueno», sino la de nuestro pueblo mestizo, que peleó contra el imperialismo en África. En Angola se combatió también, por otras vías, contra el egoísmo, contra el individualismo, contra la desesperanza que siembran los que no quieren un mundo solidario.....
Enrique Ubieta Gómez Juventud Rebelde

http://www.juventudrebelde.cu/opinion/2008-10-21/los-huracanes-y-la-radiografia-de-una-nacion/

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