lunes, 27 de abril de 2009

La asociación de ayuda al pueblo saharaui recogera hasta el nueve de mayo alimentos no perecederos en colegios de Primaria, para la manutención de jóv

La asociación de ayuda al pueblo saharaui Hausa Valdepeñas está recogiendo alimentos no perecederos y productos de higiene para la XIII Caravana de Alimentos que este año, al igual que el pasado, se destinará a la manutención de los jóvenes estudiantes saharauis que estudian en Cuba.


La campaña se centraliza en los colegios de Primaria pero hasta el próximo nueve de mayo, todas las personas que quieran tener un gesto de solidaridad con los refugiados saharauis, pueden llevar esos productos a la sede de Hausa. Carmen Araque, presidenta de Hausa, recordó que el año pasado se recogieron algo más de 3.000 kilos de alimentos y, aunque este año la recogida en los colegios va despacio, se espera o se desea llegar o superar esa cantidad de productos.


Por otro lado, Hausa Valdepeñas abrió ya la campaña de Vacaciones en Paz, a través de la cual niños de los campamentos saharauis de Argelia pueden pasar dos meses en nuestro país en casas de familia de acogida. La alarmante reducción del número de familias receptoras, no en vano en la comarca se ha pasado de acoger hasta 35 niños hace unos años a los 14 del año pasado (sólo tres de ellos en Valdepeñas), hace que la asociación intente por todos los medios llegar al mayor número de posible de personas y animarles para que se den la satisfacción de hacer feliz a un niño.


Araque indicó que la drástica reducción quizás pueda deberse a la incorporación de la mujer al mercado laboral o al desconocimiento incluso. A pesar de todo, Carmen Araque no se cansa de animar a las familias a vivir esta «experiencia», también porque los riesgos son mínimos y las asociaciones sirven de apoyo ante cualquier contingencia.
Hausa prepara además un programa de actividades para los niños muy completo, con visitas a los lugares más emblemáticos de la localidad, carreras de bicicletas por la paz , etc.

Cierre del piso de acogida. Por otro lado, la presidenta de Hausa anunció el más que posible cierre de la casa de acogida para saharauis enfermos que en los últimos años hizo posible que nueve personas pudieran curarse de sus enfermedades en Valdepeñas. De ellos, seis tenían enfermedades crónicas y han pasado varios años en la ciudad.
Al parecer, Hausa tiene que devolver el piso que una promotora le cedió desinteresadamente hace siete años y por tanto el recurso que venía sustentando la asociación está en el aire. La asociación está luchando para que la joven que en la actualidad está siendo tratada en Valdepeñas de un problema renal, y que está en lista de espera para un transplante, pueda terminar el proceso aquí, «porque si se fuera a otro lugar sería como empezar de nuevo».

jueves, 16 de abril de 2009

La vuelta a las raíces.

Ali Salem Iselmu

...

Mi corazón seguía en las calles de Santiago de Cuba y en el Cine Rialto viendo una película cubana que se llama Una Novia para David. Pero la novia que buscaba también estaba sentada a mi lado en aquel oscuro cine tocándome con sus finas manos la cara y la cabeza, mientras yo le susurraba en el oído bonitas palabras y le recordaba que mi nombre es de origen africano lo que significaba que éramos distintos pero a la vez iguales porque nos unía la fuerza de un deseo que estaba por encima de nosotros mismos. Abrí los ojos y de nuevo estaba en el avión rumbo hacia mi destino que eran los Campamentos de Refugiados Saharauis, la azafata del avión me miró con su sonrisa y colocó delante de mi asiento, en una pequeña mesa, una bandeja llena de comida. De primer plato había una ensalada sencilla con lechuga, tomate, pepino y cebolla, de segundo pollo con patatas fritas y de postre arroz con leche y canela, eran las once de la noche y estábamos atravesando el Océano Atlántico rumbo a Madrid.

Aquel veintidós de julio de 1995 volvía después de una larga estancia en la que aprendí a leer los Versos Sencillos de José Martí y a entender aquella parte de mí caribeña que aún se despierta cuando se acuerda del sudor, la música Salsa y el olor exótico de las frutas tropicales. Tenía una enorme duda y a la vez un extraño misterio, todavía no me acababa de creer que después de tanto tiempo vería por fin el verdadero rostro del desierto, un rostro de arena, dromedarios, turbantes y aquellas gacelas de las que de pequeño siempre me hablaba mi abuelo antes de dormir.

Después de cinco horas durmiendo incómodamente sobre la silla, anunciaron por megafonía a todos los pasajeros ajustar sus cinturones porque el avión en breves minutos iba a aterrizar en Madrid; salí corriendo al lavabo, mojé bien mi cara y mi cabeza con agua hasta que me desperté y luego volví a mi asiento y me despedí de mí mismo, porque tenía miedo al impacto del avión cuando roza la pista, siempre me da la sensación de que todos podemos explotar en un instante, lo que me llevó a sentir en el lugar más recóndito de mi alma un último adiós.

Bajé al aeropuerto de Barajas junto con varias estudiantes saharauis que terminaban sus estudios, cruzamos todos los controles y luego recogí mi maleta llena de libros, me dirigí a la oficina de cubana de aviación y una chica alta de pelo negro y ojos verdes me informó que tenía que esperar hasta el día siguiente para coger el próximo vuelo con destino a Argel y me dio cuatro tickes para la comida, cena, desayuno y comida. Me dijo “no podéis salir de esta sala”. El bar-restaurante estaba cerca; nos sentamos todos y empezamos a charlar de forma animada hasta que llegó el camarero y al intercambiar unas palabras con todos pensó que éramos latinoamericanos o libaneses le explicamos que éramos saharauis que acabábamos de llegar de Cuba; seguimos riéndonos y recordando lo que hicimos el último día en La Habana, pero yo no quería pensar en la foto de aquella hermosa chica e intentaba a toda costa escuchar, pero no hablar, mi corazón estaba atrapado en su propia encrucijada.

Cuando subí al avión de las aerolíneas argelinas empezó a cambiar todo, no entendía ni media palabra de francés y el acento con el que se habla el Árabe en Argelia me resultaba difícil de entender, me quedé recluido en mi asiento mirando alguna revista y sin hablar absolutamente nada. Pasadas dos horas llegamos a Argel y al otro día salimos a Tinduf; seguía sin entender nada y me limitaba a observar y callar porque tenía un enorme temor a equivocarme o decir alguna palabra fuera de contexto.

Todavía sin acabar mi desayuno llegamos a Tinduf, bajé rápidamente para ver el desierto después de tantos años, cuando pisé la escalera y miré hacia abajo, una masa de aire caliente impactó en mi cara, sentí que me estaba quemando. Volví dentro del avión terminé de desayunar y fui el último en salir sin ninguna prisa.

Catorce años después volví a ver a mi madre, mi padre, mis abuelos y mis hermanos, de todos ellos solo reconocí a mi abuelo; observé la jaima y aquella enorme planicie desnuda y volví a recorrer con mi alma de cubano y mis raíces beduinas la intensidad de una noche mágica llena de estrellas y silencio.

EL REPETIDOR





Por Limam Boicha







Algunos profes les parecía divertido patrullarnos, otros, sin embargo, eran despistados o pasaban del tema. Pero por lo general estaban muy atentos, por si se les pasaban muchos y se agotaba la comida preparada. Y para los cocineros resultaba un dolor de cabeza, en vez de hacer otras labores o irse a sus casas. Entre los profes la mosca cojonera fue Fran, un hombre alto y jabao*, apasionado de las matemáticas y la Salsa, sobre todo de la Salsa (cuando venía alguna orquesta a la escuela bailaba mucho y si no encontraba pareja se sentaba en uno de los bancos de cemento que había en el pasillo principal de la escuela y no paraba de mover las manos y las piernas, el cuerpo entero, como si estuviera todavía de pie) le apodábamos Fran Tique, porque nada más llegar de su Bayamo natal, se puso como tarea primordial controlar a los repetidores y en sus guardias ( hacía más de la cuenta o eso creíamos) introdujo un elemento nuevo en el comedor: los tiques. Los primeros que ideó resultaron rudimentarios, los recortó de un cuaderno, en serie de pequeños cuadrados y los enumeró del uno al treinta, que era más o menos la cantidad de alumnos que había en cada clase y en cada papelito estampó su firma con un boli azul. Al cerrar el comedor contó todos los tiques recogidos en la entrada del comedor y se sorprendió al constatar que sobraban más de veinte, revisó algunos y vio su rúbrica plagiada. Aquello le molestó y volvió a hacer otros. Esa vez de un papel más consistente de color rojo y amarillo que a él le pareció difícil de conseguir. Unos chicos avispados removieron oficinas y rincones inaccesibles de la escuela hasta que consiguieron papeles iguales, aunque consiguieron repetir fueron menos, no obstante, aquella insolencia enojó todavía más a Fran Tique.





Unos días más tarde Fran volvió con otro invento (se encerró toda una mañana en el aula-taller de Educación Laboral y fabricó cientos de tiques de una chapita de metal con los números acuñados como monedas cuadradas). Cuando los repartió tenía una sonrisa de oreja a oreja. Su invento nos dejó perplejos.





- Fran, eres un bárbaro, una fiera, le dijo su compañero de guardia y lo colmó de más elogios cuando cerró el comedor y comprobaron que ese día nadie comió más de una vez.





No sé cuántas semanas nos rascamos las cabezas sin poder hacer nada ante los nuevos tiques de Fran, hasta que Larosi, un chaval ingenioso y un manitas se le ocurrió una idea y una idea asequible y tan cerca (quién lo iba a decir) que sujetaba nuestros pantalones: los cintos.



Al principio de cada curso escolar repartían a todos uniformes y un cinto negro de plástico. Esos cintos llevaban en la base que sostenía la agujeta una chapita ¡Y las chapitas de los cintos eran del mismo tamaño que las del Fran! Bastaba con arrancarlas de los cinturones, buscar piedras para acomodarlas y otras para martillar sus esquinas hasta quedar lisas y luego trazar con un cuchillo o con la hoja de un machete números, por cada chapita un número cualquiera y esperar la hora de la comida a ver si colaban. Aunque Fran Tique estuvo alerta y desconfiado los primeros días, después se relajó y fue allí cuando entraron en acción las chapitas falsas y empezaron a franquear su vigilancia. Cuando se percató tiró todo a la basura y volvió a la normal vigilancia como los demás profes.






Como repetidor yo era tranquilo y para nada sagaz. Todo lo contrario que en el mundo de afuera, donde siempre merodeaba por la parte de atrás de la cocina para pedir pan o dulces. Ante la imposibilidad de trabajar como ocasional ayudante de cocina, porque los había que arrimaban el hombro para desnucar pollos, introducirlos en una enorme olla de agua hirviendo, despellejar cientos encima de una mesa larga de metal gris, limpiarlos y después amontonarlos en unas ollas grandes y transportarlos a la nevera de la cocina. Héctor, el jefe de la cocina dejaba esa faena a aquellos que le caían bien o no conocía a simple vista. Después del trajín entregaba a los ayudantes un cubo de leche que debían tomar dentro para fastidiar a los que pululábamos fuera y una caja grande de dulces que los trabajadores podían llevar. Se supone que los seleccionados para ese tipo de encargos eran unos privilegiados y cuando un amigo participaba era como si lo hiciéramos el resto de colegas.





Una mañana de sábado esperábamos a Gali, había sido seleccionado para trabajar con otros seis o siete. Durante un par de horas sólo paraban para tomar agua o fumar a escondidas colillas un par de ellos, mientras tanto, nosotros jugábamos al béisbol con un palo y una pelota de trapos. Cuando terminaron la faena y empezaron a recoger los desperdicios con un par de escobas y una pala, Gali bajó a conversar con nosotros.



Estábamos hablando y riendo cuando de repente alguien advirtió que los demás currantes ya entraron dentro de la cocina sin avisar. Como bala salió disparado Gali y cuando alcanzó la puerta estaba cerrada. Llamó y golpeó con fuerza para que le abrieran. Como respuesta sólo recibió un grito fuerte y áspero advirtiendo: ¡Cuidado! En ese preciso momento una cocinera abría la puerta y lanzaba el contenido de una jarra de detergente caliente para limpiar el escenario de la batalla de los pollos, el jabón mojó la ropa y el brazo de Gali y le quemó. De un salto bajó las escaleras y buscó piedras, y volvió con dos, la primera fue volando hacia la puerta cerrada y con la segunda subió los cuatro o cinco escalones que llevaban hasta la puerta de madera roja. De nuevo se abrió la puerta y salió Monga.





- Dónde vas con esa piedra, carajo. Le espetó la cocinera.



- ¿Por qué me echaste la mierda esa?- Preguntó Gali enfadado.



- échate, pa allá.



Gali amagó amenazándola con la piedra, pero antes siquiera de que se le pasara por la mente hacer algo, ya Monga se le había adelantado y agarró su mano que sostenía la piedra y con ella le golpeó en la cabeza. Gali quedó por unos segundos aturdido y mientras se recuperaba del golpe, (la mano amortiguó el efecto de la pedrada) bajó a buscar algo más contundente, un palo, una viga o un machete. Monga entró y cerró la puerta con pestillo evitando males mayores.





Durante más de media hora Gali no pudo hacer nada más que inflarse y desinflarse de la rabia, golpeaba la puerta con la punta de su bota derecha y gritaba que le abrieran, desde el otro lado nadie respondía. Pasado un rato largo la tensión fue menguando y Héctor le llamó y le entregó lo que le correspondía por el trajín. Gali repartió con nosotros sus dulces. Dulces que nos supieron amargos. Aquella inesperada batalla con Monga nos dejó impresionados.





Decía que Héctor nunca me dejó participar en faenas como la de los pollos, pero eso no tenía importancia, lo esencial era que él no se dedicaba a ejercer vigilancia en el comedor como hacían otros. Aunque utilizaba tácticas barriobajeras para amonestar nuestras travesuras. Una vez estaba jugando con una máquina para afilar machetes que alguien dejó cerca de las escaleras de la cocina, cuando de repente unos chicos irrumpieron en el corral cuadrado de cemento y se llevaron tres o cuatro gallinas. Héctor les vio, pero parece que no le dio tiempo apresarles y salió vociferando cuando ya se habían evaporado tras los matorrales que rodean la escuela. No estaba yo al tanto de lo que se avecinaba y seguía dándole vueltas a la máquina cuando Héctor agarró una gallina (una que los muchachos habían abandonado y estaba medio desmayada) avanzó unas zancadas como tambaleándose y me sujetó con su otra mano libre. Intenté zafarme, pero como esposas sus dedos se aferraron a mi brazo. Y me llevó por un pasillo que conducía hasta la Dirección, pasamos delante de algunos curiosos, casi todos se reían de la situación. Hacia la oficina del director de la escuela íbamos el jefe de cocina, la gallina desfallecida y yo cabizbajo iba repitiendo: “yo no fui, yo no fui”.



Me sacó de aquella situación embarazosa la cocinera Bienvenida, (nunca mejor dicho) no sé cómo fue a parar a la oficina del director, dijo que yo no había sido, pero sabía quiénes fueron. Me inventé unos nombres que el director anotó en un papel, porque a decir verdad ni siquiera había visto las caras de los robadores de gallinas. A pesar de sufrir una situación embarazosa como aquella, seguí recorriendo la frontera de ese diminuto espacio de la cocina donde había más posibilidades de tropezarse con detalles dulces para llevarse a la boca.





La jugarreta mayor inventada por Héctor para castigarme fue dentro del comedor. Un día después faltar la última clase de la mañana, con el calculado propósito de comer para luego cambiar de ropa y repetir. Iba a coger la bandeja para que me sirvieran el arroz cuando reparé en Héctor, (hablaba con Monga y esta servía frijoles y los dos se reían de algo) en cuanto me vio cambió su rostro. La olla vacía que sostenía por los mangos la dejó en el suelo y apuntó su dedo hacia mí, con su voz de ron y tabaco soltó:





- Tú, sal fuera que ya comiste.







*Esbec: Escuela Secundaria Básica en el Campo. Cuba.



* Jabao, aunque popularmente se dice Jabao, la expresión correcta es Jabado y significa un mulato de piel y ojos claros.

lunes, 6 de abril de 2009

Amplían República Árabe Saharaui y Cuba relaciones culturales

Jadiya Hamdi, Ministra de Cultura de la República Árabe Saharaui, sostiene encuentro con Fernando Rojas, Viceministro cubano de Cultura, en la sede del Ministerio, el 23 de Marzo de 2009. (Foto: AIN).La Habana, Las posibilidades de ampliar las relaciones culturales entre Cuba y la República Árabe Saharaui Democrática, fueron subrayadas este lunes por Fernando Rojas, viceministro de Cultura, y Jadiya Hamdi, titular del ramo de ese país africano.

En un encuentro en la sede del Ministerio cubano de Cultura, Rojas explicó las facilidades que brinda la Isla en este sector, y en particular se refirió a becas para artistas y escritores saharauies, además de cursos cortos para técnicos y promotores culturales, como se hace con otros pueblos tercermundistas.

El vicetitular cubano comentó sobre el proyecto de la Alternativa Bolivariana para las América (ALBA) en el ámbito de la cultura, que va más allá de las naciones de la región y que ha dado frutos muy novedosos.

Jadiya Hamdi manifestó satisfacción por encontrarse en Cuba, país con el cual soñó, en tanto envió un mensaje de agradecimiento a Abel Prieto, titular de Cultura, al Comandante en Jefe Fidel Castro, al presidente Raúl Castro y a la militancia del Partido Comunista de Cuba (PCC).

Dijo sentirse fortalecida con esta visita y que muchos pudieran ser los proyectos conjuntos.

La también miembro del Frente Polisario visitará la sede de La Colmenita y de la Escuela Nacional de Ballet, entre otros lugares de interés, como parte de su estancia, que se extenderá hasta el próximo cuatro de abril. (AIN).

domingo, 5 de abril de 2009

Dirigente saharaui manifiesta gratitud a Cuba

Jadiya Hamdi, ministra de Cultura de la República Árabe Saharaui Democrática, agradeció a Cuba la formación de ciudadanos de su país en la Isla de la Juventud, situada en la parte sur del archipiélago caribeño.

Esa isla constituye el corazón y el espíritu de cada madre saharaui porque en ese lugar se preparan jóvenes para regresar y servir mejor al derecho de nuestro pueblo a la autodeterminación y la independencia nacional, subrayó la también miembro del Frente POLISARIO.

El alumno Abdalahi Mohamed expresó la voluntad de cambiar los lápices por el fusil, en nombre de los 169 alumnos de esa nación africana que cursan la enseñanza media en la escuela Tupac Amaru.

En intercambio con sus coterráneos, Jadiya Hamdi conoció que 92 de ellos se alistan para los exámenes de ingreso a la educación superior y así concluir con título universitario la estancia en la Mayor de las Antillas, como parte de un acuerdo de colaboración con 30 años de existencia.

Mantener vivas las tradiciones de esa nación, forma parte de la preparación integral de los estudiantes, quienes recibieron con danzas y canciones autóctonas a la titular de Cultura, quien permanecerá en Cuba hasta el próximo cuatro de abril.

En el país árabe ocupado asumen importantes funciones egresados de diferentes generaciones, quienes cursaron estudios en la Isla de la Juventud, a lo largo de tres décadas de hermandad.

Reunión internacional llama a la solidaridad con Cuba

Gijón, España, 4 abr (PL) Diplomáticos, académicos, legisladores y políticos de varios países demandaron hoy aquí el levantamiento del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba y la liberación de cinco antiterroristas cubanos presos en cárceles norteamericanas desde 1998.

También exigieron el fin de la denominada posición común de la Unión Europea hacia el país antillano y el respeto a la independencia y autodeterminación del pueblo cubano por parte del gobierno estadounidense.

Los reclamos aparecen en la declaración final de unas Jornadas Internacionales celebradas durante dos días en esta ciudad asturiana bajo el título La Revolución Cubana y su impacto en América Latina.

El texto felicita a los cubanos por el 50 aniversario del triunfo de su Revolución y elogia la contribución de la isla caribeña a otros países latinoamericanos y africanos, a través de médicos, maestros y cuadros.

Asimismo, pide firmeza al gobierno de España ante la unión Europea para lograr la normalización de las relaciones diplomáticas, políticas y culturales con Cuba, eliminando la llamada posición común y volviendo a los cauces del respeto mutuo y la legalidad internacional .

Exigimos el fin de la impunidad de los grupos terroristas anticubanos y la extradición a Venezuela del infame asesino Luís Posada Carriles, agrega el documento.

Al mismo tiempo, reclama la liberación de cinco cubanos injustamente prisioneros del imperio por su lucha contra el terrorismo y por la seguridad de Cuba .

La reunión debatió sobre los temas La resistencia y los logros de la Revolución Cubana en sus 50 años de existencia, Las relaciones de Cuba con Estados Unidos y la Unión Europea, Cuba y la integración latinoamericana y La solidaridad internacional de Cuba.

Entre los panelistas estuvieron el catedrático de la Universidad de Barcelona Benjamín Bastida, el eurodiputado Willy Meyer y la doctora en Economía Internacional de la Universidad de Barcelona Cristina Xalma.

También los embajadores de Bolivia y Cuba en España, María del Carmen Almendras y Alberto Velazco San José, el agregado de Defensa de Venezuela en Madrid, general Jorge Gutiérrez, y el ministro de Relaciones con Europa de la República Árabe Saharaui Democrática, Mohamed Sidati.

Asimismo, el diputado cubano Túbal Paéz, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, y Guillermo Nova, subdirector del periódico español la República.

La reunión, de dos días de duración, estuvo organizada por la Organización de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina y sesionó en el conocido Antiguo Instituto Jovellanos, de Gijón.