lunes, 29 de marzo de 2010

Caribeños del Sahara, el futuro de un pueblo










































































Traspasando distancias

“Título dan los reyes; pero de ennoblecimiento de alma, ninguno mayor que el que se saca de los libros”.
José Martí

Sabias las palabras del Maestro que desde entonces juntaron las aspiraciones de todos los hombres de la Tierra en aras de un propósito común: defender la propia humanidad.

Adaptarse a la vida, el clima, la tradición, los intereses, la religión distintas a las aprendidas desde la niñez, puede ser uno de los retos más difíciles de vencer. Sin embargo, cuando se superpone el deseo de servir a los semejantes o el ansia de colaborar con una causa noble, se soportan todas las vicisitudes.

Ejemplo de ello son los centros universitarios de la provincia de Matanzas, donde hoy estudian jóvenes de todos los continentes.

Compartir no sólo el conocimiento, sino las ideas y las formas de vida están entre las acciones que desarrollan estos estudiantes en cada uno de esos centros.

Un ejemplo, como tantos que tienen lugar cada año en las escuelas superiores, fue la celebración del aniversario 34 de la proclamación de la República Árabe del Saharaui Democrático (RASD).

Los 15 jóvenes de esta hermana nación que estudian en las diferentes escuelas de enseñanza superior en Matanzas compartieron con los alumnos y profesores de la Universidad de Ciencias Médicas Juan Guiteras Gener, donde hoy se preparan profesionales de 46 naciones del Planeta.

El estudiante Hassan Bachir Sabai, de tercer año de la carrera de medicina, explicó cada una de las actividades que realizaron durante todo un día, vinculadas con la tradición, las creencias y la idiosincrasia del único país de África que aún lucha por la independencia total de Marruecos.

Juegos tradicionales como el espejo que retrocede, busca la moneda en la arena o llena la botella, estuvieron entre los realizados en el área externa de la Facultad de Ciencias Médicas.

De igual forma estos jóvenes africanos compartieron el té saharaui con sus coetáneos. Todos pudieron degustar esta infusión en los tres vasos con sabores diferentes: el amargo como la vida, el dulce como el amor y el suave como la muerte. Como ellos mismos los llaman.

No faltó en las celebraciones las muestras de productos artesanales, decorativos y utilitarios propios de este país, que durante todo el día se apreciaron en la escuela.

Concluir el día de conmemoración con la gala cultural resultó el mejor cierre, iniciado con la interpretación de los dos himnos nacionales, el de Cuba y el de la República Árabe del Saharaui Democrática.

La canción Estrella Polisaria, obra emblemática dedicada al Movimiento de Liberación Nacional del Frente Polisario, y la tradicional danza árabe se vieron acompañadas con las actuaciones de los estudiantes de la escuela de Instructores de Arte, quienes unieron las costumbres de la Isla con las de este país africano.

Otra vez el espacio de una universidad cubana recibe, no solo a los hijos de una hermana nación, sino que permite que todos, sea cual sea su procedencia, compartan y conozcan más profundo quiénes y cómo son las personas que comparten sus aulas y sus futuras profesiones.