miércoles, 7 de abril de 2010

Amor a Cuba a tres voces


Lo expresan médicos saharauis graduados en nuestro pa

Juan Dufflar Amel


Las vivencias de su formación profesional, los entrañables e imborrables recuerdos de su estancia en el seno de nuestro pueblo y su agradecimiento y solidaridad con Cuba, matizaron el diálogo de Trabajadores con tres médicos saharauis, participantes en el II Congreso Internacional Americano-Árabe de Medicina, recién celebrado en La Habana.

Abderrahman Mohamed Lehbib, pediatra, ostenta con orgullo la condición de ser el primer médico saharaui graduado en Cuba, a la cual arribó en octubre de 1976 con 18 años de edad e integrando el segundo continente de estudiantes de su país que se formarían profesionalmente en nuestra Isla.

Considera como una de las más queridas y apreciadas experiencias de su vida los tiempos de estudios en la Escuela de Medicina Victoria de Girón, por el desvelo de sus profesores en su formación profesional y ética, y por los fraternales afectos de los compañeros y amigos de “este pueblo revolucionario que nos abrió su corazón y nos acogió como hijos”.

Desde 1982 en que se graduó y en la actualidad Abderrahman, presta sus servicios pediátricos en los campamentos de refugiados en el Aaiun, en la frontera argelina, donde con el trabajo con los niños ha acumulado las más humanas experiencias como médico.

“Desgraciadamente, recordó, muchos de esos niños fueron brutalmente afectados y mutilados por los bombardeos con NAPALM de la aviación de Marruecos y sus pequeños miembros dispersados por los alrededores”.

“Nuestra calificación en medicina general y la especialidad de pediatría, ambas obtenidas en Cuba, nos ha posibilitado desarrollar una amplia labor de atención sanitaria a nuestra población, en la cual contamos con la cooperación de la brigada de médicos y técnicos cubanos que abnegadamente prestaban sus servicios al pueblo saharaui.

“A pesar de las grandes dificultades y gracias la solidaridad internacional hoy contamos con mejores condiciones en instalaciones sanitarias y medicamentos, pero sólo la liberación del Sahara Occidental de la colonización marroquí permitirá cuidar de la salud de todo nuestro pueblo, un derecho humano fundamental”.

Jalil Jatri, doctor en Oftalmología, graduado en Cuba, contaba con 10 años de edad cuando llegó a la Isla de la Juventud para cursar estudios. Sus experiencias y sentimientos de agradecimiento son similares a los miles de sus hermanos saharauis que se han capacitado en nuestra patria en distintas disciplinas.

“El haberme calificado en medicina general y especializado en oftalmología significó poder servir mejor a mi pueblo, que desde 1975 se encuentra sometido a la colonización y a la criminal represión del reino de Maruecos, con todos los sufrimientos que ese genocidio conlleva”.

“Si no fuera por la solidaridad de Cuba, el ejercicio de mi profesión y la de mi compañeros y la atención médico-sanitaria en los campamentos de refugiados no sería la misma. La especialización en oftalmología y los adelantos tecnológicos cubanos en esa disciplina, aplicados en la Operación Milagros, han hecho posible el aumento del cuidado a nuestros pacientes en las tan adversas condiciones ambientales de calor y el siroco (tormentas de arena) prevalecientes en el Sahara Occidental”

En iguales términos de gratitud se expresó Abdel Fatah Dajni, que llegó adolescente a Cuba en 1988 y tras graduarse en nuestro país ejerce como médico de la familia en su querida patria. “Junto con los estudios de medicina general, dijo, me formé en el espíritu integral humanista e internacionalista del este querido pueblo.

Unida a la condena al criminal bloqueo de Estados Unidos contra Cuba y la demanda de libertad para sus Cinco Héroes prisioneros del Imperio, los tres médicos árabes reclamaron la solidaridad de la comunidad internacional para siete estudiantes saharauis residentes en los territorios ocupados.

“Jóvenes que han sido encarcelados, torturados e incomunicados por los cuerpos represivos de Maruecos a su regreso de una visita a sus familias en el campamentos de refugiados de Tinduf, y los cuales corren serios peligros al ser acusados injustamente de traidores”.

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