domingo, 25 de diciembre de 2016

Los retoques de una pincelada


Retenido por las horas hasta muy entrada la noche , en el angosto taller artístico, bajo una nube de incienso que se entremezclaba en un intento tímido de espanto de olores de pintura acrilica y de óleo, iba configurando con ligereza sobre lienzo el rostro de una anciana mujer, en un último retoque de pincelada de la mano diestra del pintor Larbi Lehbib, licenciado en Artes plásticas en el extremo occidental de la isla de cuba, hace ya más de una década, y desde entonces vive ahora con sus allegados en un campamento de refugiados en el inhóspito desierto de Lahmada.
Desde un exilio implacable se debatía con entusiasmo propio para dar una imagen positiva y, a la vez, emotiva en la que se quedaban plasmados con técnico y estilo los colores, la cal y el agua que componian con majestuosidad el valor indeleble de un gigantesco cuadro de vivencias, amor, tristeza, entusiasmo, esperanza, soledad y separación, bajo la bóveda de lona de una inmensa Jaima.
"La anciana" no resulta ser el primer cuadro del pintor saharaui en su aval artístico, que debutó en el año 2002 en las galerías del Ministerio de cultura saharaui en Rabuni. De hecho, con la escultura de " Lefrena" y complementos del ritual té tradicional, trabajodo a base de material recuperado, pieza a pieza, de los residuos del mayor vertedero de uno de los mayores campamentos de refugiados saharauis. Con esta obra, el pintor pretende cerrar su labor anual, y fijar nuevas metas de futuro. Es destacable también las exposiciones que montó con anterioridad en la localidad liberada de Tifariti, como en La Habana, Argel y en la ciudad española de Santander.
En las raquiticas paredes sin revestir del taller, se amontonan cuadros, libros, dibujos sobre relieve, serigrafias, ilustraciones de cuentos, revistas, tela, pintura, entre otros trabajos, que exhibe con esmero, y relucen las siglas de un hombre que quiere llevar las facetas del noble mensaje de su pueblo mucho más allá de las ordinarias salas de conferencias de matiz político. Detrás de cada firma que se rúbrica, se esconde todo un rigor de imaginación de una historia, o alguna leyenda, cuyo protagonista principal podría ser un niño, una mujer, un hombre, una tormenta de arena, o un calor extremo, o un grito de libertad que encierra con su eco el espacio comprendido entre la tierra y el universo, en un rincón insólito, e invicta la gente que lo alojan desde hace muchos años, esperando justicia.

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