martes, 8 de mayo de 2012

El Maestro Saharaui, Conquista el corazón de los caribeños y los participantes en el Festival del Sahara


EL DOCUMENTAL "EL MAESTRO SAHARAUI" CUENTA EN EL FISÁHARA LA REALIDAD DE LOS LLAMADOS "CUBARAUIS"

Entre los documentales de temática saharaui que han podido verse en la IX edición del Festival de Cine del Sáhara (FiSáhara), que se clausura esta noche, "El maestro saharaui", del español Nicolás Muñoz -a la dcha. de la foto, con Brahim Cheij, el protagonista de la cinta- , habla de los "cubarauis", saharauis que fueron a Cuba a estudiar, allí pasaron toda su juventud y volvieron a los campamentos de refugiados dejando detrás recuerdos, vivencias y, en ocasiones, hijos.

"El maestro saharaui" se interna en la realidad de los "cubarauis"

  •  Hebrero/Efe
  • 05 mayo 2012
Terminado en 2011 tras dos años de trabajo, este largometraje, que se ha presentado en otros festivales aún no tiene su estreno comercial.
    • Entre los documentales de temática saharaui que han podido verse en la IX edición del Festival de Cine del Sáhara (FiSáhara), que se clausura esta noche, "El maestro saharaui", del español Nicolás Muñoz(d) con Brahim Cheij, el protagonista de la cinta. Foto EFE
     Campamento de refugiados saharauis de Dajla, Argelia.- Les llaman "cubarauis". Fueron a Cuba a estudiar, allí pasaron toda su juventud y volvieron a los campamentos de refugiados dejando detrás recuerdos, vivencias y, en ocasiones, hijos.
    Entre los documentales de temática saharaui que han podido verse en la IX edición del Festival de Cine del Sahara (FiSahara), que cerrará esta noche, "El maestro saharaui", del español Nicolás Muñoz, presentó esta realidad, a veces delicada para la tradicional cultura saharaui en la pantalla del campamento de refugiados de Dajla.
    Terminado en 2011 tras dos años de trabajo, este largometraje, que se ha presentado en otros festivales pero aún no tiene estreno comercial, se diferencia de otros como "Hijos de las nubes" de Javier Bardem o "Wilaya" porque rebasa la habitual temática de corte político o histórico sobre el conflicto saharaui para abordar un aspecto humano que interesa a su director.
    "Estaba un poco tenso, toda esta historia de los niños que dejaron atrás es un tanto conflictiva. Lo cubarauis a veces tienen su pasado cubano apartado u olvidado", dice a Efe el director del filme.
    En la cinta se siguen varias historias de "cuabarauis", como la de Ayub Ali Mohamed, unjoven que tras graduarse regresa a los campamentos dejando allí a su esposa y a una hija pequeña.
    "Sabíamos que algunos habían dejado hijos, pero una cosa es saberlo y otra que estén dispuestos a que les graben", afirma Muñoz. "Tuvimos mucha suerte en encontrar a Ayub, que nos permitió filmar la escena en que se separa de su hija y de su esposa", añade el director.
    También se narra la historia de Slaka Gasuani, un saharaui que vive en este campamento de Dajla, y de su hijo cubano Bassiri, a quien dejó con apenas seis meses y sólo volvió a ver 18 años después.
    "Conocimos en Cuba al hijo de Slaka y nos entregó una carta para su padre. Vinimos aquí sin conocerle, preguntamos dónde vivía y fuimos a buscarle sin saber si su mujer saharaui conocía este pasado o si nos iba a tirar a un camello para que nos mordiera", recuerda Muñoz.
    "Afortunadamente, incluso tenían allí la foto del hijo cubano, ya que se habían enviado algunas cartas en estos años", agrega.
    Su visita fue "el empujón que le hacía falta para echarle valor y viajar a Cuba", y así se grabó la imagen más emocionante de la película, el reencuentro de padre e hijo envueltos en lágrimas.
    Otro de los protagonistas, Brahim Cheij, tiene perfectamente asumido su pasado cubano y ha sido, con Muñoz, uno de los impulsores del documental.
    "No me siento avergonzado, mi pasado es el de cualquier joven, allí dejé muchos amigos, mucha gente que nos brindó de todo, tuvimos novias, la cultura cubana es muy diferente a la nuestra, allí puedes invitar a una chica a bailar, aquí aunque la invites a té tienes que pedir su mano", dice a Efe Brahim.
    Este sociólogo de 37 años que llegó a Cuba con 11 años y se quedó hasta terminar la Universidad, se muestra muy agradecido. "En Cuba aprendí muchas cosas, a ser yo mismo, a ser solidario y sincero, y todo eso lo utilizo para defender mi causa", asegura.
    "Viajé a Cuba con toda la inocencia de los 11 años, creía que iba a un sitio cercano, éramos 800 niños saharauis en varios vuelos chárter para La Habana y fue una experiencia amarga al principio. Del desierto a un clima tropical, los mosquitos, lejos de la familia y yo estuve 14 años pero lo pasamos de lo lindo, de allí tengo los mejores recuerdos", añade con un perfecto acento cubano.
    En el documental, Brahim regresa a Cuba más de diez años después de haberse ido para llevar ayuda recaudada por una recién creada red de "cubarauis" a una escuela especial de niños con problemas.
    Después de muchos años recibiendo a saharauis -estudiaron en Cuba cerca de 10,000 desde 1976- el programa prácticamente ha desaparecido ante la crisis que vive la isla.

«Cubarauis», la realidad oculta del Sahara

Miles de refugiados saharauis regresan al desierto para luchar por la independencia tras años acogidos en Cuba. Dejan atrás incluso hijos

Día 08/05/2012 - 06.06h
«Cubarauis», la realidad oculta del Sahara
LUIS DE VEGA


Ayub Ali Mohamed, un refugiado saharaui acogido con una beca de estudios en Cuba, recoge sus pertenencias después de más de una década en la isla caribeña. Todo lo que se lleva le cabe en una pequeña maleta. Pero con él no van de vuelta a los campamentos de Tinduf (sur de Argelia) ni la hija que ha tenido en Cuba ni la madre de esta.
La despedida es durísima por su sencillez y su crudeza. «¿Me voy a quedar sin papá?». La pregunta de la pequeña es una puñalada que en cierta medida se encarga de responder el documental «El maestro saharaui. Océanos de exilio», de Nicolás Muñoz, que estos días se ha proyectado en el Festival Internacional de Cine del Sahara (Fisahara). Ayub es uno de sus protagonistas, uno de los integrantes de la conocida como generación «cubaraui». Casi ninguno de ellos pone los pies de nuevo en Cuba después de regresar.

Tocado con un sombrero de paja y hablando en perfecto «cubano» volvió hace un par de años a la durísima vida en la «hamada», el inhóspito pedregal del desierto argelino que acoge desde hace más de tres décadas a los refugiados que huyeron del Sahara Occidental cuando en 1975 España abandonó el territorio y lo ocupó Marruecos.
La película de Muñoz no se ha llevado ninguno de los galardones del Fisahara, lo que ha dejado mal sabor de boca a más de uno, pero seguramente haya sido la que más debates ha abierto. «Es un asunto sensible y espinoso», reconoce el realizador. Desde esa década de los setenta unos 10.000 saharauis han estudiado, aprendido una profesión y vivido en Cuba. Pero la crisis impide ahora viajes masivos como antes y hoy apenas son unos cuantos los que logran la deseada invitación.
A pesar de este intenso movimiento de población, un tupido velo cubre muchos aspectos de la estancia de la inmensa mayoría de ellos en la isla. De lo que no se habla es como si no hubiera ocurrido, piensan muchos. Por eso Ayub es un valiente, según Muñoz. Por dejar que se grabara con la cámara lo que muchos ni si quiera se atreven a comentar.
«La película no refleja bien lo duro que es irse. Mi llegada fue durísima», reconoce Salek Mohamed Lamín, de 35 años, que pasó en Cuba desde los once hasta los 28 años. Es el mayor de tres hermanos que se quedaron huérfanos pronto. «Mi tía no podía con todos nosotros y a mí me mandaron allí, sin familia, sin saber el idioma…».

Choque cultural y religioso

Basta ver el documental para hacerse una idea del enorme choque que supone sacar a un niño de unos diez años de familia musulmana de una tienda de campaña en el desierto, sin agua ni luz, montarlo en un barco ruso –como viajaban los primeros años- y asentarlo a miles de kilómetros al otro lado del Atlántico. Y en Cuba.
«A mí me encanta bailar, pero traemos de vuelta una cultura ajena, todo lo contrario a nuestras costumbres aquí. Para los saharauis lo que traemos de Cuba son irregularidades y falta de respeto», añade Sale después de ver «El maestro saharaui» junto a este enviado especial.
Algunos de los «cubarauis» con los que ha podido hablar ABC calculan que, como la hija de Ayub, podría haber entre 200 y 500 hijos de saharauis en Cuba sin que apenas se sepa de su existencia. «Creo que es exagerado. Me extrañaría que fueran más de cien», señala Muñoz sin embargo. «Si hubiese tal cantidad me hubiera costado menos encontrarlos para el documental», añade.
Ayub, como muestran las imágenes de la película, fue recibido con enorme cariño por su familia en el campamento 27 de Febrero de Tinduf. Pero su padre, muy tradicional y piadoso, no entiende que haya tenido un hijo con una cubana y menos fuera del matrimonio. «El padre no lo acepta para nada y le pide a su hijo que se olvide. Pero Ayub está tratando de volver a Cuba, sobre todo por su hija», explica Nicolás Muñoz.

Vivir bajo el qué dirán

Slaka Gasuani también tuvo un hijo en Cuba. Y allí lo dejó cuando tenía seis meses para volver a lo que la inmensa mayoría de saharauis consideran que es su obligación por encima de todo, a veces incluso de la familia, que es luchar por la independencia de su pueblo.
Muñoz conoció al hijo de Slaka durante el rodaje y llevó una carta que éste, de 18 años, escribió a su padre. La lectura de la misiva fue el empujón que necesitó el refugiado saharaui para ir a conocer a su hijo durante una veintena de días antes de retornar de nuevo al campamento Dajla, donde se ha celebrado Fisahara. El emocionante encuentro entre ambos, otra afirmación de esa realidad negada, también fue filmado por Muñoz.
La crisis ha obligado a La Habana a dar por cerrado casi definitivamente el programa de becas, pero en los campamentos es fácil encontrarse con «cubarauis». Algunos bailaban la otra noche en El Palmeral, un chiringuito al aire libre convertido en el único sitio de ocio del campamento Dajla. Son capaces de forzar su acento hasta el punto de no poder distinguir si son verdaderos cubanos. Y menos si los ves bailar bachata y merengue agarrados de las manos y las caderas de algunas de las extranjeras que acuden al festival de cine.
«Allí eres totalmente libre. Aquí vivimos siempre pendientes del qué dirán», concluye Salek Mohamed Lamín.
05-05-2012 / 18:00 h EFE
Les llaman "cubarauis". Fueron a Cuba a estudiar, allí pasaron toda su juventud y volvieron a los campamentos de refugiados dejando detrás recuerdos, vivencias y, en ocasiones, hijos.
Entre los documentales de temática saharaui que han podido verse en la IX edición del Festival de Cine del Sahara (FiSahara), que cerrará esta noche, "El maestro saharaui", del español Nicolás Muñoz, ha presentado esta realidad, a veces delicada para la tradicional cultura saharaui en la pantalla del campamento de refugiados de Dajla.
Terminado en 2011 tras dos años de trabajo, este largometraje, que se ha presentado en otros festivales pero aún no tiene estreno comercial, se diferencia de otros como "Hijos de las nubes" de Javier Bardem o "Wilaya" porque rebasa la habitual temática de corte político o histórico sobre el conflicto saharaui para abordar un aspecto humano que interesa a su director.
"Estaba un poco tenso, toda esta historia de los niños que dejaron atrás es un tanto conflictiva. Lo cubarauis a veces tienen su pasado cubano apartado u olvidado", dice a Efe el director del filme.
En la cinta se siguen varias historias de "cuabarauis", como la de Ayub Ali Mohamed, un joven que tras graduarse regresa a los campamentos dejando allí a su esposa y a una hija pequeña.
"Sabíamos que algunos habían dejado hijos, pero una cosa es saberlo y otra que estén dispuestos a que les graben", afirma Muñoz. "Tuvimos mucha suerte en encontrar a Ayub, que nos permitió filmar la escena en que se separa de su hija y de su esposa", añade el director.
También se narra la historia de Slaka Gasuani, un saharaui que vive en este campamento de Dajla, y de su hijo cubano Bassiri, a quien dejó con apenas seis meses y sólo volvió a ver 18 años después.
"Conocimos en Cuba al hijo de Slaka y nos entregó una carta para su padre. Vinimos aquí sin conocerle, preguntamos dónde vivía y fuimos a buscarle sin saber si su mujer saharaui conocía este pasado o si nos iba a tirar a un camello para que nos mordiera", recuerda Muñoz.
"Afortunadamente, incluso tenían allí la foto del hijo cubano, ya que se habían enviado algunas cartas en estos años", agrega.
Su visita fue "el empujón que le hacía falta para echarle valor y viajar a Cuba", y así se grabó la imagen más emocionante de la película, el reencuentro de padre e hijo envueltos en lágrimas.
Otro de los protagonistas, Brahim Cheij, tiene perfectamente asumido su pasado cubano y ha sido, con Muñoz, uno de los impulsores del documental.
"No me siento avergonzado, mi pasado es el de cualquier joven, allí dejé muchos amigos, mucha gente que nos brindó de todo, tuvimos novias, la cultura cubana es muy diferente a la nuestra, allí puedes invitar a una chica a bailar, aquí aunque la invites a té tienes que pedir su mano", dice a Efe Brahim.
Este sociólogo de 37 años que llegó a Cuba con 11 años y se quedó hasta terminar la Universidad, se muestra muy agradecido. "En Cuba aprendí muchas cosas, a ser yo mismo, a ser solidario y sincero, y todo eso lo utilizo para defender mi causa", asegura.
"Viajé a Cuba con toda la inocencia de los 11 años, creía que iba a un sitio cercano, éramos 800 niños saharauis en varios vuelos chárter para La Habana y fue una experiencia amarga al principio. Del desierto a un clima tropical, los mosquitos, lejos de la familia y yo estuve 14 años pero lo pasamos de lo lindo, de allí tengo los mejores recuerdos", añade con un perfecto acento cubano.
En el documental, Brahim regresa a Cuba más de diez años después de haberse ido para llevar ayuda recaudada por una recién creada red de "cubarauis" a una escuela especial de niños con problemas.
Después de muchos años recibiendo a saharauis -estudiaron en Cuba cerca de 10.000 desde 1976- el programa prácticamente ha desaparecido ante la crisis que vive la isla.
 Los Cinco, ante la solidaridad del desierto
Coincidiendo con la clausura de su IX edición, miles de refugiados saharauis serán mañana el primer público ante el que se exhiba el documental The Cuban Wives (Esposas cubanas), dedicado a Los Cinco revolucionarios cubanos, presos en EEUU por luchar contra el terrorismo.


Cartel del documental en los campamentos sarauis.
Foto: FISÁHRA-Alberto Dandolo
Antes de llegar a FISÁHARA, la cinta, del director italiano Alberto Antonio Dandolo (1) ha pasado por el festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale), pero allí sólo en sección oficial.
Un mes después y tras ser preseleccionada para la cátedra Josefina de la Torre, del Festival Internacional de Cine de las Palmas 2013, los hombres, mujeres y niños de la RASD serán los que bauticen, desde las alfombras y la arena del desierto, esta coproducción italo-austriaca.
The Cuban Wives (Esposas cubanas, en su traducción al español) narra la historia de Los Cinco cubanos que han estado encarcelados en EEUU desde 1998. Cometieron el crimen de recabar información destinada a proteger a su país y a su pueblo de los actos terroristas planeados por las organizaciones mafiosas que operan desde el Sur de La Florida, concretamente desde la ciudad de Miami.
El conjunto de todo lo investigado por Los Cinco fue enviado al FBI y al Gobierno de EEUU, e, inmediatamente, esas informaciones fueron clasificadas como alto secreto, de modo que su contenido no pudo usarse en la defensa de los antiterroristas cubanos.
The Cuban Wives cuenta esta historia, trágica, dolorosa, desde el transcurso cotidiano de la vida de las esposas, las madres y los hijos de estos cinco hombres, plasmando, a través de la cámara, el amor y la resistencia de todos ellos.Como si de un protagonista más se tratara, el trabajo de Dandolo muestra al pueblo cubano como columna vertebral de la lucha de estas familias por lograr la libertad de los suyos.
Los Cinco, cabe concluir del relato fílmico, son hijos de Cuba, hermanos de cada mujer y cada hombre de Cuba, y han sido arrancados de cada casa, en cualquier rincón de Cuba.
Importante presencia de España y México
Aitana Sánchez Gijón, Juan Diego Botto, Eduard Fernández, Malena Alterio y Gerardo Herrero son algunos de los nombres destacados del cine español que han acudido a este certamen. Los visitantes hicieron un recorrido por Dajla y visitaron la escuela primaria y secundaria, el Huerto Extremadura y el palmeral.
"Estamos aquí para apoyar a la población saharaui y para recordar al mundo que esta crisis política y humanitaria requiere una solución inmediata", dijo el actor Willie Toledo, co-director del festival
Como país invitado, México estrenó el documental Los rollos perdidos de Pancho Villa, cuyo director, Gregorio Rocha, fue el encargado de presentar la película. Otros títulos que ya se han visto en el Festival incluyen películas como Eva, La voz dormida o No habrá paz para los malvados, la más laureada de los últimos Premios Goya, las cuales, junto a trabajos como El maestro saharaui , Saharuiya o el documental Hijos de las Nubes, de Álvaro Longoria, y con Javier Bardem como figura principal, han ido llenando las noches del desierto, en el campamento de Dajla.
Y, al fin, Cuba

Programación: Festival de Cine Francés en La Habana

HAVANA TIMES, 26 abr — Mañana da inició el XV Festival de Cine Francés en Cuba, uno de los eventos mas esperado cada año por los amantes del buen cine.
Estarán presentes varias personalidades incluyendo la actriz Isabelle Huppert y el productor Thomas Langmann, de la película El Artista, ganadora de cinco Oscares.
La programación va del 27 de abril al 23 de mayo en la capital, la cual publicamos a continuación.
CINEMATECA DE CUBA
Calle 23 No. 1155 Vedado Habana Cuba. Tel. (537) 838-2844 Fax (537) 838-1188 e-mail: cinemateca@icaic.cu   programador: espec2@icaic.cu
Cine Chaplin, Calle 23 e/ 10 y 12, Vedado. Tlf. 831-1101 

EL MAESTRO SAHARAUI / Nicolás Muñoz (76’) España, 2011 / Documental. DVD, Sonido Estereofónico. Colores. Decenas de miles de saharauis viven en campamentos provisionales desde hace más de treinta años, refugiados en el desierto argelino. Los niños, por culpa de esa situación, se ven obligados a viajar lejos para completar sus estudios. Muchos se forman en Cuba, durante un período de más de doce años fuera de su hogar. Este documental narra el día a día de estos estudiantes, tanto en el desierto, como en Cuba, en un viaje de ida y vuelta lleno de contrastes.

Festival de Cine de La Habana trae Latinoamérica a NY
Festival de Cine de La Habana trae Latin...
The Associated Press
NUEVA YORK (AP) " Doce días del más diverso cine latinoamericano es lo que brinda la 23a edición del Festival de Cine de La Habana en Nueva York, que este año rinde homenaje a la actriz cubana Eslinda...
NUEVA YORK (AP) " Doce días del más diverso cine latinoamericano es lo que brinda la 23a edición del Festival de Cine de La Habana en Nueva York, que este año rinde homenaje a la actriz cubana Eslinda Núñez y ofrece filmes de 13 países.

La selección de largometrajes como "100 sones cubanos", "Juan de los muertos", "El maestro saharaui" o "Ser un ser humano" pretende mostrar la variedad y riqueza cinematográfica de la isla, aseguran los organizadores del festival que arrancó el viernes.

En La Habana primera proyección pública del documental El maestro Saharaui

 
 Fuente: CUBARTE
La primera proyección pública del documental El maestro Saharaui. Océanos de exilio, del realizador español Nicolás Muñoz, tuvo lugar  en el Centro de Promoción Cinematográfica Fresa y Chocolate de esta capital.


Asistieron a la presentación el excelentísimo Embajador de la República Árabe Saharaui Democrática, en Cuba, señor Malainine Etkana, el Consejero de Asuntos Culturales de la Embajada Española en nuestro país, señor Ramón Molina, funcionarios de ambas sedes diplomáticas, de otras instituciones nacionales y delInstituto Cubano del Arte e Industrias Cinematográficos, que estuvo representado en esta ocasión por Roberto Smith, vicepresidente y Manuel Herrera, director de la Cinemateca de Cuba.

El maestro Saharaui es un docudrama  de 76 minutos de duración, en los idiomas español y árabe, que fue producido por  la empresa cinematográfica española Toma 24, con la colaboración de varias entidades y organizaciones de ese país europeo.

La República Árabe Saharaui Democrática sufrió durante un siglo el colonialismo español, es el segundo país africano donde se habla español y es considerado la segunda lengua.

Decenas de miles de saharauies viven desde hace más de treinta años en campamentos provisionales, refugiados  en el desierto argelino. Muchos de los niños se han visto imposibilitados de estudiar en dichas condiciones y han realizado en Cuba estudios hasta el nivel universitario.

Nicolás Muñoz tuvo a su cargo el guión y la fotografía de este conmovedor documental, que está planteado claramente desde una perspectiva humanista; contó como asistente en la producción y la dirección con Brahim Breih, sociólogo saharaui, graduado en Cuba, quien participó también en calidad de actor en la misma.

En la presentación del material fílmico, el embajador de la República Árabe Saharaui Democrática en el país caribeño declaró: ”Este documental contribuye a divulgar nuestra causa, es la expresión de la voluntad de los saharauies y refleja nuestros vínculos con Cuba, donde se han formado una gran cantidad de profesionales y cuadros, muchos de los cuales hoy trabajan y dirigen nuestro país gracias a la generosidad de la Revolución Cubana."

Por su parte Muñoz, comentó: “Siempre prefiero que las pantallas hablen por mí solo quiero decirles que este documental comenzó a gestarse hace algunos años, se comenzó a realizar en el 2009 y terminó el pasado año, fueron largos procesos de investigación y  filmación y este último muy complicado porque ocurrió en tres continentes. Visitamos los campamentos de refugiados, para localizar y conocer a personas que estudiaron en Cuba y que ahora están allí y luego venir a Cuba a ver los lugares donde estudiaron, también filmamos en España.

“El guión se fue enriqueciendo con las historias con las que nos íbamos encontrando porque se fueron incorporando algunas tan emotivas como el padre que reencuentra a su hijo después de 18 años; cuando llegamos a Cuba supimos de este muchacho que quería mandar una carta a su padre y de regreso encontramos al padre el cual colaboró extraordinariamente y permitió tener encima cámaras y micrófonos en el momento del encuentro con su hijo, que fue un instante tan personal y delicado, lo cual constituyó un acto de generosidad muy grande por su parte”.

Teníamos que escoger una profesión para la historia central del documental y seleccionamos la del maestro pues aportaría la presencia de los niños que siempre enriquece. En total grabamos cerca de 60 horas y procuramos siempre manipular lo menos posible la realidad.

Brahim, uno de los protagonistas de las historias que cuenta el documental, e hilo conductor del mismo, en cuanto a su multifacética participación en el documental manifestó: “para mi es una experiencia enorme; el objetivo personal mío es tener un archivo histórico que refleje la cooperación que ha existido entre Cuba y el pueblo saharaui durante todos estos años y que desmienta la propaganda marroquí que plantea que todos nosotros fuimos secuestrados por el Frente Polisario y que hemos estado aquí en Cuba contra nuestra voluntad; el documental ha dejado bien claro que la ilusión de cada joven saharaui es venir a estudiar a Cuba y regresar a ayudar a su país; lo más importante es que logre  sensibilizar a la comunidad internacional sobre la situación política y social a la que estamos sometidos en los campamentos de refugiados.

El documental en si mismo es un  gesto de agradecimiento a la aportación de la Revolución Cubana a lo largo de estos años en la formación del hombre, de las naciones y los pueblos de África, por brindar desde el primer momento  esta ayuda, que nosotros, todos los estudiantes de África podemos devolver, pero como soy un hombre de esperanza, ojalá, digo, un día no muy lejano podamos conseguir ser un país libre y agradecer a la Revolución Cubana todo lo que ha hecho por nosotros y por  el resto de los países de África”.

Muñoz agregó además que el conflicto fundamental es cultural ya que los individuos salen de chicos, muy jóvenes y vienen de un entorno muy diferente al cubano, y aquí comienzan a adaptarse y cuando regresan al desierto,  les llaman cubarauis y tienen que asumir un proceso de adaptación a la inversa, porque muchos se convierten en cubanos, ya que han estado durante 12 o 14 años adoptando las costumbres de este país por lo que surge un problema de desarraigo; por otra parte algunos han dejado hijos en Cuba que tardan en ver porque un conflicto objetivo es el hecho de que no tienen pasaporte, es el  gobierno argelino el que debe autorizarlo, lo cual es un proceso largo de trámites.

Interrogado por uno de los asistentes a la cita acerca de la posibilidades de distribución internacional de El maestro Saharaui, Muñoz explicó: “El tema de la exhibición está muy complicada en cualquier sitio, pero esta producción es española  y tiene una misión muy clara que es concienciar al pueblo español, que lo está en gran medida, con la causa saharaui y apoyarla; en ese sentido tenemos un público muy amplio ya que hay en España cerca de 500 asociaciones de ayuda al pueblo saharaui, donde vamos a mostrarla; el tema de las televisoras es más difícil, pero sí estás presentado a distintos festivales de cine y tenemos además una versión traducida al inglés para comenzar a moverlo”.

Muñoz  ha escrito y dirigido cinco cortometrajes premiados en múltiples festivales, dos documentales y  los largometrajes Rewind (1999) y Animales de compañía (2009); tiene publicada además una novela titulada Cenizas.
Temática: Cine, Radio y Televisión














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