jueves, 25 de septiembre de 2008

Young Western Saharan refugees build for the future in Cuba

LA HABANA, Cuba, 24 de septiembre (ACNUR) - La difícil situación de los saharauis es una de las más prolongadas situaciones de refugiados en el mundo, pero en el último cuarto de siglo unos pocos miles han podido abandonar sus campamentos en el desierto de Argelia para estudiar en una Caribe isla paradisíaca.

Hafdala, Mehdi y Hababa son sólo tres de la estimación de 3.000 jóvenes saharauis que han recibido una educación secundaria y terciaria en Cuba. Actualmente, 175 jóvenes refugiados están estudiando cursos en la Escuela de la Amistad saharaui-cubana en la Isla de la Juventad (Isla de la Juventud). Además, 358 se encuentran en universidades o centros de formación profesional repartidos en toda la isla.

El gobierno cubano cubre el costo de su matrícula, pensión y atención de la salud, mientras que los estudiantes refugiados tienen los mismos programas de estudios como estudiantes cubanos. La agencia de refugiados de las Naciones Unidas ayuda a financiar los elementos extra, tales como jabón, pasta de dientes, sábanas y toallas. El ACNUR también supervisa sus necesidades de protección y ayuda a algunos de los estudiantes a regresar a Argelia al final de sus estudios.

Aunque su regreso del exilio, la educación que reciben en Cuba pondrá en una buena posición para construir una nueva vida una vez alcanzada una solución duradera para las decenas de miles de saharauis que viven bajo duras condiciones en cinco campamentos de la frontera cerca de la frontera de Argelia con el territorio del Sáhara Occidental.

El éxodo de los saharauis qcomenzó el Sáhara Occidental en 1975 durante un conflicto sobre el derecho a gobernar el territorio, cuando España se retiró de la región. El ACNUR apoya algunos de los 90.000 refugiados más vulnerables. Este apoyo incluye proporcionar educación básica para los niños saharauis, la mayoría de los cuales habían nacido en Argelia y nunca han puesto el pie en su patria.

"Hemos asistido a la escuela en los campamentos, pero sólo hasta la escuela secundaria, e incluso a este nivel no hay suficientes oportunidades para todos", señala Hafdala. "Por esta razón, muchos jóvenes refugiados saharauis tienen que ir a otros países, como Arabia Saudita, Argelia, Mauritania, España y Cuba para continuar su educación", añade.

Mehdi aprovecho la oportunidad de estudiar en Cuba. "Yo sabía que muchos saharauis han obtenido títulos universitarios en este país y quería hacer lo mismo", dice. "Aunque es difícil estar tan lejos de sus familiares, mis padres dieron el permiso porque también quieren lo mejor para mi futuro. Ahora vemos que el sacrificio vale la pena".

Los estudiantes saharauis comprenden de que una buena educación podría ser su boleto a un feliz y próspero futuro en libertad. Mehdi y Hafdala, ambos de 18 años de edad y en su último año de escuela secundaria, fueron los únicos estudiantes extranjeros que ganaron premios en Cuba en español de concurso de este año.

Hafdala, cuya particular, se ama el teatro y escribir poesía y cuentos cortos, también ha ganado varios premios en concursos nacionales para el medio ambiente. "Estoy interesado en el medio ambiente porque he vivido en el desierto, que está en continua expansión debido a los daños causados por el hombre. Tenemos que transmitir el mensaje para que podamos dejar un mundo mejor a las generaciones futuras".

Diecinueve años de edad, estudiante de medicina Hababa, en tanto, ganó un premio hace dos años en un concurso anual de lectura sobre las obras literarias de José Martí (1853-1895), considerado en Cuba del héroe nacional y apóstol de la independencia. "Martí no era simplemente un cubano, pero un hombre de importancia universal, y su pensamiento aún tiene gran importancia", afirma Hababa.

A pesar de su pasión por la literatura, Hababa está decidida a convertirse en un médico. "Estudiar medicina me dará la oportunidad de ser útil a mi comunidad, ya sea en los campamentos de Tindouf [de Argelia], o una vez que regreso a nuestra patria".

Un pequeño grupo de instructores saharauis garantizan que los jóvenes refugiados no olviden sus raíces. Organizan actividades de fortalecimiento de la cultura saharaui y las tradiciones. Los saharauis también pueden practicar su religión islámica, incluido el actual mes de ayuno del Ramadán.

Una vez que completen su educación secundaria, los que han hecho lo suficientemente bien como en la Escuela de la Amistad saharaui-Cubana, puedan continuar sus estudios en diversos centros de enseñanza superior en todo el país.

Los saharauis apreciaN el apoyo que han recibido tanto del gobierno cubano y de la ACNUR, y la mayoría de ellos son optimistas sobre el futuro. "Sabemos que muchos refugiados no tienen las oportunidades que se han dado a nosotros, por esta razón vamos a seguir estudiando para estar en una mejor posición para ofrecer la misma solidaridad a quienes lo necesitan", dice Hafdala.

Por Alberto Aragón en La Habana, Cuba

Fuente: Reuter.


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