Dicen de él, que tenía sus luces y sus sombras, y lo
comparto, es cierto. No pretendo caer en
la idolatración de su figura, simplemente me gustaría, en función de mi
experiencia, narrar objetivamente esa cara de Fidel y su política que me ha
permitido a mí y a miles de jóvenes de todas partes del mundo, acceder a una
formación a la que nunca hubiéramos tenido acceso. Porque esto también es Fidel,
aunque a una parte del mundo no le gustaría reconocerlo.
Quiero aprovechar este
hecho tan trascendental como ocasión
para expresar mi agradecimiento al pueblo cubano, y en especial a su líder,
Fidel, recién fallecido.
A finales del año
1974, mi pueblo, en aquel entonces nómadas del desierto, sufrió una invasión
militar cruel, resultado de una traición. Miles de saharauis murieron de hambre,
de enfermedades y de los bombardeos. Muchos
nacieron bajo el humo de los combates;
muchos otros bajo los árboles del desierto, sin anestesia. Es en esos momentos cuando acuden los verdaderos amigos… y entre
ellos, estuvo Cuba y Fidel, en el desierto del Sáhara, a pesar de la distancia geográfica.
A partir de este momento miles de jóvenes
saharauis, viajaron a Cuba a estudiar. En
esta pequeña Isla del Caribe, encontramos a otros miles de jóvenes del tercer
mundo, muchos de ellos han tenido por primera vez sus primeros 3 platos de
comida al día, y sin exagerar, otros han tenido allí sus primeros zapatos… Todos
ellos se han formado para servir a sus países.
En estos años, en esta Isla, junto a los cubanos, hemos
vivido momentos diversos de alegría; también hemos llorado juntos, hemos aprendido valores
que nos han sido útiles en nuestras vidas cotidianas, jamás nos ha faltado de
nada, y sobre todo, Cuba Y Fidel, nunca han intentado inculcarnos una
determinada ideología, siempre han respetado nuestra forma de pensar y nuestras
religiones, pero si se han esforzado en enseñarnos algo, “que ser culto es el único
modo de ser libre”.
La libertad, es un
derecho legítimo de cualquier ser humano. Gracias al internacionalismo de Cuba
Y Fidel, todos los pueblos de África que han luchado por su libertad, son
libres. Espero que algún día mi pueblo también lo consiga, y los miles de
jóvenes saharauis que se han formado en Cuba como profesionales, puedan
desarrollar su formación en un Sáhara libre y como gesto de gratitud hacia Cuba
y Fidel, pueda hondear la bandera Cubana en un rincón del Sahara.
Un Ciudadano saharauis
Brahim Cheij Breih
Un Ciudadano saharauis
Brahim Cheij Breih
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