Por Luz Marina Mateo*, especial para VSOA
El mes pasado les presentamos la primera entrega de nuestras crónicas de saharauis en La Habana, sabiendo que quedaba “en el tintero” una parte riquísima de lo que queríamos contar: cómo viven los estudiantes saharauis en Cuba, qué piensan, cuáles son sus esperanzas… Todo eso, más tarde, se transformaría en una conferencia que Javier Surasky** brindó en Cartagena (Colombia) el pasado 16 de mayo, en el III Seminario Internacional de Cooperación para el Desarrollo organizado por la Red Iberoamericana Académica de Cooperación Internacional (RIACI), bajo el título “La política como variable de éxito en la cooperación de los países de renta media: el caso de Cuba y la RASD”, siendo la primera vez que se hablaba del tema en este ámbito iberoamericano.
La belleza del encuentro. Cooperación de carne y hueso, en primera persona.
Tarde calurosa en el Barrio Miramar de La Habana, donde se emplaza la Embajada saharaui. Ya habíamos estado allí 48 horas antes con el cuerpo diplomático pero sabíamos que esa reunión iba a ser especial. Nos esperaban seis jóvenes que habían hecho el esfuerzo de trasladarse (en época de exámenes) desde distintos puntos de la isla para conocernos y hablar con nosotros. Eso, ya de por sí, era un honor.
Nos recibieron acompañados por el agregado cultural de la Embajada, Abdelmayid Ahamed (más conocido como “Berrura”). El grupo estaba conformado porHassan Bachir, Lueli Fadli Mohamed, Brahim Said, Mehdi Moh-Mahmud,Embarka Louchaa y Minan Liman. La hospitalidad saharaui no se hizo esperar: sonrisas, calidez, una mesa tendida para la merienda y el infaltable té…
Les contamos quiénes somos, cuál es nuestro trabajo en la Argentina (dentro y fuera de la Cátedra Libre de Estudios sobre el Sahara Occidental de la UNLP) y nuestra visión sobre la causa saharaui. Se intercalaban las preguntas y, de ese modo, se creó un clima absolutamente distendido, donde no faltaron las risas ni las lágrimas por los héroes ausentes… Pero vamos a lo importante… lo que dijeron ellas y ellos. En ese sentido, vale explicar que no agrupamos las respuestas por cada persona sino por tema ya que, en general, todos coincidían con lo que planteaba el otro u otra y, cuando intervenían, era para realizar aportes. Cada respuesta por separado está señalada con un guión inicial.
¿Cómo es la relación entre Cuba y la RASD?
-Cuba fue uno de los primeros países que tendió su mano a los saharauis en tiempos difíciles, en los que realmente se necesitaba… y a muchas generaciones de saharauis que, actualmente, por ello gozan de la posibilidad de ser médicos, técnicos o ingenieros… gracias a la Revolución Cubana. Aquí se han graduado más de cuatro mil estudiantes saharauis en las diferentes carreras. Anteriormente, los estudiantes pasaban por la educación preuniversitaria -media o secundaria- que tenía lugar en la Isla de la Juventud. Allí, tuvimos unos dos mil estudiantes de secundaria, hemos llegado a ser la segunda nacionalidad dentro de unas veinte de todo el mundo. Luego se trasladaban a la enseñanza superior y técnica.
Los primeros estudiantes llegaron en 1977, con un nivel muy alto (en general, desde escuelas españolas), directamente a la Universidad. A partir de 1984, llegaron estudiantes que ingresaron a la secundaria y otros que, incluso, venían a hacer la preparatoria. El mayor índice se registró entre ese año 1986.
En la etapa del período especial, los cubanos se encontraron en un momento realmente difícil. Había más de cien países a los cuales Cuba les otorgaba becas gratuitas… luego de ello, al único país que le dio la posibilidad de continuar con las becas secundarias, fue a la RASD. Y eso se extendió hasta el año pasado.
En todo este tiempo, hubo más de cuatro mil estudiantes graduados y, actualmente, tenemos unos cuatrocientos estudiantes en las diferentes especialidades. Sobre todo en la medicina.
¿Por qué la carrera más requerida es Medicina?
-Porque, por ejemplo, imaginemos ingeniería: cuando los graduados llegan a los campamentos no encuentran trabajo. Entonces, lo que se está buscando últimamente, son aquellas carreras que puedan ayudar a la RASD actual en los campamentos. Esto, sin perder de vista que los graduados de cualquier carrera podrán trabajar en un futuro en la RASD en las zonas ocupadas (cuando el Sahara Occidental las recupere)… pero la urgencia está en los campamentos.
-Por eso se está poniendo el énfasis en los maestros, médicos, enfermeros… Allí necesitamos muchos maestros de todas las áreas. Incluso, hay círculos infantiles (en la Argentina les decimos jardines de infantes) pero no hay gente preparada especialmente para el área: hubo algunas muchachas graduadas pero hace muchos años…
-De todos los países en donde hay estudiantes saharauis, el único que ofrece estudiar medicina o carreras relacionadas con la salud, es Cuba. Argelia tiene miles de estudiantes saharauis pero no hay muchas oportunidades para estudiar Medicina allí. Lo mismo pasa con Libia y Siria. Por eso es que Cuba es el lugar que la gente más aprovecha.
Al graduarse, ¿adónde van?
-Lo cierto es que, muchas veces, por razones económicas, a los estudiantes que se gradúan, los captan enseguida y nos los quitan. Sin embargo, el pueblo saharaui en el futuro no va a tener problemas: ya tenemos las bases en todos los aspectos. De cualquier modo, la mayor necesidad que tenemos es en recursos de pedagogía.
¿Cuál es el destino donde finalmente terminan? ¿Se quedan en Cuba o se van?
-No. Cuba los forma pero luego van a España, a Francia o a otros países. Hay algo político: existe una facilidad para que el saharaui que es médico se integre en la sociedad en donde está. Eso pasa en general en todos los países en desarrollo, donde hay muchachos que son muy buenos. En el caso de los saharauis, llegan a los campamentos, empiezan a trabajar, viene una organización y les ofrece en otro país un trabajo por dos o tres meses y se quedan allí. A veces nos resulta extraño que los muchachos que van a España presenten sus papeles y, al mostrar que son saharauis, los procesos son mucho más fáciles.
-Eso sin perder de vista lo difícil que es trabajar en los campamentos. Hay mucha necesidad y muchas dificultades. Los resultados de los análisis tardan… o no hay luz… o no hay anestesista. Eso hace que, como graduado, te veas atado: soy médico, estoy aquí pero no puedo hacer nada. Pero eso no es generalizado, son algunos casos. Y eso ocurre últimamente. Aunque hay que condenar públicamente esa realidad…
Entonces, lo que encontramos es que un país como Cuba, con todas las dificultades que tiene, facilita su formación como médicos asumiendo los costos económicos. Y, ustedes, los costos personales de lo que significa salir y alejarse de sus familias. Y, el resultado, es que esto redunda en beneficio de los países del norte, que se llevan a los profesionales… Mientras nosotros hacemos Cooperación Sur-Sur, el norte se beneficia de lo que nosotros producimos cooperando. Y, respecto de los médicos, si en los campamentos no hay condiciones de trabajo adecuadas, ese es un espacio donde tendría que estar trabajando la cooperación Norte-Sur. Porque ahí lo que hace falta son recursos económicos. Nosotros podemos llevar desde la Sur-Sur los recursos humanos (se están formando en Cuba) pero para que haya recursos humanos capaces de desarrollar su tarea hacen falta recursos económicos. Entonces, el camino debería ser exactamente el inverso del que en realidad es.
-Sí. Por ejemplo: hay un programa de mamografías para las mujeres a partir de los 40 años. Eso no existe en los campamentos. Primero, porque no hay mamógrafo o técnico que pueda hacer la imagen. No basta con que seas médico. Tiene que haber técnicos y quienes puedan interpretar la imagen. No hay para hacer una citología.
Y no pasa solo con los médicos sino con otras profesiones: te gradúas pero hay momentos en que sientes que no sabes todo lo necesario y necesitas de gente más experimentada para consultarle… a veces, eso no está. Es una realidad y hay que enfrentarla como sea.
-Por otra parte, por nuestra situación como pueblo, no tuvimos la posibilidad de que esta nueva generación de alumnos acceda a la educación superior. Entonces, tuvimos que mandarlos a otros países como Cuba, Libia o Argelia. Y allí, una vez salidos de los campamentos, deben adaptarse a los sistemas de otro país y dejan de recibir información sobre su historia. Y un pueblo que no conoce su historia no puede subsistir. Y más, siendo tan pequeño como el pueblo saharaui.
¿Quién solventó los costos de todos estos años de presencia de estudiantes saharauis en Cuba?
-Hasta el período especial -estos últimos años en que Cuba ha sido económicamente muy afectada- corrió todo por cuenta de Cuba. Más tarde, se buscó el apoyo de organizaciones, porque el gobierno cubano solo ya no pudo. Antes, les pagaban hasta el regreso a sus hogares luego de que se graduaban. Hubo un programa del ACNUR en el marco del cual se costeaba ese regreso, que se tomaba como repatriación. Ahora es el gobierno saharaui.
Entonces, lo que ha cambiado es la financiación del viaje de vuelta a los campamentos pero todo lo demás lo provee Cuba.
-Exacto. Hubo también otros proyectos como el del gobierno de Canarias, de apoyo a los estudiantes con cien euros al año. Otro de Castilla – La Mancha, que tampoco existe más por razones económicas, que consistía en mandar alimentos para distribuir. Ahora ya no hay apoyo externo de ningún país, aunque sí nos ayuda la sociedad española en los campamentos de refugiados.
-Todo lo otro está garantizado por Cuba: lo mismo que recibe un estudiante cubano lo recibe un saharaui.
-En la Universidad, te ofrecen mensualmente jabones, bolsas de detergente, dentífrico, la comida y cien pesos cubanos. Eso, a parte de los estudios y el material de estudios.
Dentro de la programación de las Universidades, cada país tiene su día nacional. Desde la propia institución se moviliza a los trabajadores y a los demás estudiantes para que apoyen la actividad.
-Aquí nos reunimos la mayoría de los pueblos. Es una oportunidad única que no se tiene en ningún otro lado, de conocer otros países y de darnos a conocer. Y el modo en que nos desempeñamos en esas jornadas entra como nota, en la evaluación de la integrabilidad de cada estudiante. Es decir, está la nota del docente y esta otra que incluye asistir a trabajos voluntarios, asistir a las actividades de tu país y de los otros… Además, al ingresar, te preguntan si tienes alguna religión. Por ejemplo, yo tengo compañeros adventistas que no pueden ejercer actividad entre el viernes a las 6 de la tarde y el sábado a esa misma hora. Si están de guardia, se van cuando corresponde y no se les considera ni se les puede poner menos nota que a los demás. En Ramadán, los estudiantes musulmanes comemos recién por la noche…
Además, te permiten cambiar de carrera si quieres. No tienes un límite.
En el caso de los maestros, ¿no resulta complicado el tema del idioma? Se cruzan hassanía, árabe, francés, español… ¿Cómo hacen?
-En el programa saharaui (donde la salud y la enseñanza son gratuitas), a partir del tercer nivel, además del árabe los estudiantes empiezan a hablar el español como segunda lengua. Porque el segundo idioma del país es el español. En ese sentido, hay que destacar el proyecto con Cuba y Venezuela: la escuela Simón Bolívar. Está preparada para eso, para formar estudiantes que hablan español.
-Otra ventaja es que los niños, a partir de los cinco años, pueden participar en España del programa “Vacaciones en Paz”. Entonces, llegan a la primaria con más posibilidad de comunicarse. Aunque el español se dé en el tercer año, desde el primer año ya ellos tienen una buena base.
-De los estudiantes que hay en Cuba, algunos pueden necesitar una preparación en el idioma español pero llegan ya defendiéndose en el manejo del mismo.
Ya son muchos años de experiencia con Cuba. ¿Cómo funciona el cambio cultural? Ya sabemos que se ha creado la categoría “cubaraui”…
-Aquí los estudiantes están organizados en sectores. Hay 14 en todas las provincias, en toda la isla. Aquí en Cuba hay libertad, nadie te impone nada en lo político, cultural o religioso. Entonces, sobre todo en las conmemoraciones, los estudiantes hacen hincapié en resaltar nuestra cultura: lo que nosotros vemos es que nuestra cultura siempre se destaca… por ejemplo, en la vestimenta. Muchos muchachos salen de aquí con un poco de las dos culturas, se les mezclan… pero, al volver, se reincorporan a nuestra cultura. No hay miedo de que se pierda. Se enriquecen, no hay dilución.
-Los saharauis tenemos una facilidad muy especial para integrarnos, aceptar las otras culturas y compartir con otros pueblos. Incluso hay gente que estuvo muchos años fuera de los campamentos y, aunque haya olvidado muchas cosas, allí es tratada con total consideración. Se acepta también muy bien la ideología política de todos.
¿Qué es un cubaraui?
-Yo llegué aquí con 13 años, no tenía nada claro… entonces, todas las cosas que aprendí desde mi adolescencia fueron aquí. Una etapa muy importante de mi vida transcurre aquí… con mayores o menores dificultades. A parte, estamos muy satisfechos de todo lo que ha hecho Cuba por nosotros. El hecho de estar aquí desde hace tanto tiempo, en la Universidad nos diferencia de otros grupos de extranjeros. Nos comunicamos mejor con los cubanos porque nos hemos adaptado a su sistema, incluyendo el sistema de estudios, los horarios y el estilo de vida, la comida…
-Llevamos de aquí frijol negro y cocinamos congrí en los campamentos.
-Les cuento una anécdota: en los campamentos, no es común comer arroz todos los días: se come un día potaje de lentejas, otro día judías, otro cus-cús… Cuando yo llegué aquí, me alojé con otras dos chicas saharauis. Esa noche comimos arroz con pollo. Al día siguiente, en el almuerzo, se sirve arroz congrí y a la noche, otra vez arroz… (se ríe)… en ningún momento pensé que era así. Para mí el arroz era de los chinos y nada más; no sabía que en Latinoamérica el arroz era una cosa diaria. Ahí entendí por qué los muchachos saharauis que estudiaban en Cuba, cuando llegaban a los campamentos lo primero que preguntaban era si había arroz…
-Hay cuatro cosas que en una familia saharaui casi no fallan: 1) que tiene un familiar en el Sahara ocupado; 2) que tiene algún familiar caído como mártir o víctima de una mina; 3) que tiene un combatiente y 4) que tiene a alguien que ha estudiado en Cuba.
Eso casi no falla. Y eso muestra que Cuba forma parte de la historia del Sahara, del pueblo saharaui. Nosotros somos fruto de ella pero no solamente nosotros sino todos los estudiantes que han pasado por aquí porque, realmente, además de ir a una escuela constituyen una familia.
-Creo que, en el mundo, no hay Universidades donde se encuentren tantas nacionalidades en una misma aula como aquí. Y eso te da la oportunidad de conocer y ver los diferentes rasgos de cada país: sus culturas, comidas, dialectos, vestimentas, formas de trato personal entre compañeros de aula, cuarto o comedor… En mi aula somos 19 personas y no hay dos del mismo país… somos casi las Naciones Unidas (bromea…). Al final, llega un momento en que nos damos cuenta de que todos, en el fondo, tenemos el mismo problema: venimos de países subdesarrollados que necesitan ayuda de verdad y que vamos con el mismo objetivo, una medicina humanitaria. Eso es lo que te inculcan aquí, que la Medicina es para “hacer”, para “cultivar”, no para irte a otro país con el único fin de ganar dinero. Nadie viene de familia adinerada. Todos somos de hogares humildes. La diferencia con los saharauis es que ninguno de los otros estudiantes llega de un lugar donde no tiene patria. Nosotros tenemos que explicar de dónde somos, que somos africanos aunque muchos de nosotros no seamos negros.
¿Cómo ven el apoyo que están recibiendo en el mundo?
-Tenemos mucho. A pesar de que la causa saharaui genera enemigos, porque se trata de tocar intereses económicos. Todo el mundo debería tener en claro eso. Mientras los poderosos estén ahí, siempre va a haber problemas. Pero José Martí dijo que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz. Y esa gloria la tiene el pueblo saharaui. Este maíz está en los campamentos de refugiados, en la resistencia de nuestro pueblo. Y eso no falla. Nosotros tendremos la libertad. Tengo un hermano en las zonas ocupadas y querría verlo pero no verlo en el Sáhara ocupado sino cuando sea libre.
-Es muy difícil estar en la posición de Uds., (nos dice a Surasky y a mí) por eso te digo gracias. Hay que sacrificarse mucho y ser constante. Van a tener muchos enemigos.
-Mi padre fue uno de los fundadores del Frente Polisario (lágrimas...)
-Por eso no vamos a abandonar esta causa. Por su padre y por muchos otros más que quizás no conocimos
¿Qué piensan sobre la posibilidad de retomar la lucha armada?
-Yo te lo voy a resumir: lo que se quitó por la fuerza debe ser devuelto por la fuerza. Estamos intentando todo, agotar todas las posibilidades… y eso el mundo entero lo está viendo. Son muchos años de espera…
-Tenemos que ir preparados, yo pienso que no podemos luchar solo con piedras o con armas. Por eso nos estamos educando en otros países. Hoy, en este mundo, necesitas una preparación profesional para salir adelante. Puede ser que, si lo decimos como musulmanes o árabes, se nos vea desde otra perspectiva, como está intentando Marruecos enfocar al movimiento saharaui dentro del terrorismo. De cualquier modo, con la voluntad llegaremos lejos… porque nosotros luchamos por lo que es nuestro, no como el marroquí que está obligado a estar ahí… Sí podemos ganar o, aunque sea, morir intentándolo.
-Nuestro pueblo ha tenido una fe ciega en la resistencia pacífica y, con ella, hemos logrado muchísimo. Hemos cambiado el modelo de protesta que se ve habitualmente en el mundo. Pero, desgraciadamente, aquí está la experiencia… la ONU no está haciendo nada. Cuando llegó este rollo del referéndum, en 1991, estuvimos a un paso de echar a los marroquíes, porque estaban casi vencidos a pesar de contar con el apoyo de Israel, Francia y EE.UU. Hoy, el que lucha y quiere recuperar su independencia es considerado un terrorista… Por eso ahora todo el mundo tiene miedo de decir que apoya nuestra lucha armada.
-Yo estoy de acuerdo con eso. Pero, si no se logra por la fuerza, hay dos cosas urgentes para hacer: derribar el muro que divide al Sahara en dos partes y romper el bloqueo informativo, que es fatal para todos los saharauis. Hace quince días que están pasando cosas en los territorios ocupados que nadie sabe porque a las agencias internacionales de prensa no llega nada, absolutamente nada. Esos son los dos obstáculos más grandes que hay. La guerra es fatal; muchos de nosotros somos víctimas: el que no ha tenido un padre en combate, ha tenido a un hermano… o un desaparecido…
-No nos dejan otra opción… más de veinte años esperando a las Naciones Unidas que no han hecho nada…
¿Cuánto tiene que ver el paso de ustedes por Cuba, con la capacidad que se les nota de plantear las cosas con tanta claridad?
-Esto te lo va a plantear cualquier saharaui esté donde esté. A este respecto, todos tenemos más o menos la misma forma de pensar.
-El tiempo es uno de nuestros problemas. Cuanto más pasa, van viniendo nuevas generaciones que viven alejadas tanto de los territorios ocupados como de los campamentos. No es lo mismo el joven nacido en los campamentos de refugiados o en zona ocupada. Tiene otro sentimiento y otra formación que aquel nacido en Europa, acomodado, en un ambiente donde no se le va inculcar el deseo de lucha.
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Tras dos horas y media, finalizó el encuentro. Javier Surasky y la autora de estas líneas estábamos absolutamente conmovidos y tremendamente agradecidos por todo lo que nos brindaron… nos quedamos con sus miradas, sus sonrisas y sus abrazos. Y por si fuera poco, Minan se quitó su melhfa, la dobló con esmero y me dijo: “Toma… esto es para ti”… qué les puedo explicar sobre ese gesto…
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El Sahara Occidental en Colombia, con ojos argentinos
Pasaron los días y el Prof. Surasky viajó a Cartagena (Colombia) para brindar su conferencia.
Aquí les presentamos fragmentos de la misma:
Esta presentación es parte de una investigación que está en sus primeros momentos, con lo cual, voy a compartir también con ustedes algunas dudas, junto a las certezas que vamos logrando.
Vamos a hablar de la política como una variable de éxito en la cooperación que realizan los países de renta media (PRM). En este caso, es algo muy particular: la cooperación en materia de educación entre Cuba y la RASD, que me imagino que todos sabrán lo que es… (risas en el público). No se preocupen que una de las cosas que están previstas es presentarles a la RASD para saber de qué cooperación estamos hablando y conocer sus ribetes particulares.
Se trata de la política como un elemento central para el éxito y la sostenibilidad de la Cooperación Sur-Sur (CSS). Nos hemos cansado de escuchar y de decir que la acción de la CSS es parte de la política exterior de los Estados. Eso ya está fuera de discusión. Pero, si bien la CSS es una herramienta de política exterior del que la ofrece, también lo es del que la recibe. De ese modo, podemos entender a la CSS en clave de diálogo político, en un marco político mayor al de la simple cooperación.
DELEGACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA SOSTIENE CONVERSACIONES CON MOHAMED ABDELAZIZ, SECRETARIO GENERAL DEL FRENTE POLISARIO EN MAYO DE 1977, EN UNA JAIMA EN PLENO DESIERTO DEL SAHARA. DE DERECHA A IZQUIERDA APARECEN: EL DIRIGENTE SAHARAUI; EL MIEMBRO DEL COMITÉ CENTRAL DE PCC, CTE. ARMANDO ACOSTA (AL CENTRO) Y A LA IZQUIERDA EL PERIODISTA ERNESTO GÓMEZ ABASCAL, QUIEN HIZO PÚBLICA ESTA FOTO EN LA WEB
Para entender la cooperación que hace Cuba, hay que partir de un principio básico de su política exterior: desde la Revolución de 1959, la cooperación se entiende como un imperativo moral que asume el gobierno cubano y que se traduce en el internacionalismo, definido por Fidel Castro en 1982 como “un deber revolucionario, un deber de principio, un deber de conciencia”. Esta perspectiva implica que los principios que hacen a la lógica revolucionaria tienen sentido si son defendidos en cualquier parte del mundo y no solo dentro del país.
Esto tiene que ver con un marco general mundial en el que se da la Revolución cubana, coincidente con el proceso de descolonización que se da en África a partir de la década del ’60. Eso se tradujo en una fuerte participación de Cuba en territorio africano en las luchas por la independencia. Dentro de ello, nos encontramos con la República Árabe Saharaui Democrática sobre la cual, lo primero que debemos saber, es que es el último caso colonial del continente. La RASD se declaró independiente pero hoy está casi completamente ocupada por Marruecos, actual potencia colonizadora de este país, con una de las políticas de ocupación más violentas del presente. El territorio está dividido por lo que se conoce como “el Muro de la Vergüenza”.
Luego, Surasky brindó detalles históricos desde que comenzó la colonización española, también sobre la situación de los derechos humanos, el rol de la ONU, el expolio de recursos naturales, Gdeim Izik y el posterior juicio a los presos políticos.
En otro tramo explica: Es un pueblo que está sometido a un genocidio. La Convención contra el Genocidio de las Naciones Unidas de 1948, dice que una forma de genocidar a un pueblo es someterlo a condiciones de vida que hagan imposible su existencia como tal y eso es, precisamente, lo que está pasando con la ocupación marroquí en la RASD.
Cuba reconoció a la RASD en 1980. Pero, fiel a su internacionalismo, ya tres años antes veintidós jóvenes saharauis fueron becados por Cuba para estudiar medicina en la isla y, en 1982, encontramos a los ocho primeros médicos saharauis graduados allí. Viajaron y se formaron sin tener que poner un centavo: todo el costo de su formación fue asumido por el gobierno cubano, incluido el traslado hacia y desde la isla al concluir sus estudios. Desde entonces más de 4.000 saharauis se han formado en Cuba en todos los niveles educativos, desde educación básica hasta obtención de título de grado.
ESCUELA SAHARAUI EN CUBA
Actualmente hay más de 400 saharauis estudiando en Cuba. La isla asume el total del coste de la formación de los estudiantes saharauis, y hasta hace unos años incluso el de su traslado hasta la isla y de regreso al fin de sus estudios (entre 1991 y 1996 con la colaboración de ACNUR).
Y esto es de destacar porque hoy Cuba tiene muchísimos problemas económicos, sigue enfrentando el bloqueo y, sin embargo, la cooperación cubana con la RASD nunca se interrumpió y Cuba jamás dejó de pagar el estudio de los saharauis que llegan. Además, se les garantiza el pleno respeto a sus costumbres y el incentivo a que las cultiven y participen en interacción con otras comunidades.
INTERIOR DE LA ESCUELA: JOSÉ MARTÍ Y EL UALI MUSTAFÁ SAYED
A partir de este caso, podemos identificar en la CSS una superposición de dos agendas: la de la atención de la urgencia y la de la generación de cambios sustentables. Se atiende la emergencia pero no se cambian las condiciones que hicieron que esa emergencia se produjese. Es decir, que los estudiantes formados en el sur y con dinero del sur, suelen ser captados por países desarrollados generando una pérdida del valor de todo el proceso. Y, por otra parte, nada se hace en el ámbito internacional para revertir la situación a la que se somete al pueblo saharaui por falta de voluntad política para hacer respetar sus derechos.
CEREMONIA DE IZAMIENTO DE LAS DOS BANDERAS EN LA ESCUELA SAHARAUI
Finalmente, quiero cerrar con una frase de El Uali Mustafá Sayed, contenida en una carta al presidente de Mauritania cuando aún estaban en guerra, en marzo de 1976: “Estamos dispuestos a hacer todo para evitar el derramamiento de sangre entre hermanos y para seguir el recto camino a fin de que los pueblos puedan gozar de la libertad, de la dignidad, de la seguridad, de la paz y vivir en la quietud, la tranquilidad y la cooperación”.
La pregunta es: nosotros, desde la cooperación, ¿estamos dispuestos hoy también a ese esfuerzo?
Ante la pregunta de alguien del público sobre si Cuba recibe algún beneficio por el apoyo a los saharauis y qué ha ganado Cuba con la cooperación hacia la RASD, Surasky sostuvo:
Creo que son dos formas de preguntar lo mismo. Frente a ello, debo responder que no sé si me preocupa o me alegra que, automáticamente, se piense que detrás de toda cooperación algún beneficio hay para quien la ofrece. Y les digo que sí, efectivamente, no se han equivocado. Cuba obtiene un importantísimo beneficio recibiendo a estudiantes saharauis. Lo que pasa es que es imposible monetarizarlo. Les sugiero a cada uno de ustedes que piensen cuál es el precio de su dignidad. Ese es el beneficio que recibe Cuba por su cooperación: el valor de mantener la dignidad de sus propios principios.
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