Ni el invierno inclemente ni el asfixiante verano ni la aridez del desierto, amilanan a los profesionales de la salud de Cuba que asisten de manera ininterrumpida a miles de saharauíes en los campamentos de refugiados.
Los seis cooperantes cubanos llegaron en distintos momentos de 2010 como parte de la renovación periódica de la brigada, que ya lleva varios años, un relevo que -a diferencia de misiones médicas de Cuba en otros países- aquí es más rápido por lo inhóspito del territorio.
Y ciertamente la República Arabe Saharauí Democrática (RASD) se ubica en una zona del Sahara en la provincia argelina de Tindouf, a la que los árabes definen como al hammad, que se traduce como la parte más cruda y desapacible del desierto.
"Contamos con pocos recursos, pero adecuamos lo que tenemos al momento y lugar en que estamos viviendo", señaló muy resuelto el jefe de la brigada médica de la isla, Miguel Caballero, al comentar que tras un año de labor son destinados a otras misiones.
En entrevista con Prensa Latina en la localidad de Rabuni, capital administrativa de la RASD, Caballero explicó que el equipo atiende patologías múltiples gracias a las especialidades de sus integrantes.
Médicos de las ramas de cirugía, ginecología y obstetricia, epidemiología y pediatría, así como un licenciado en radiología y otro en anestesia, son capaces de asistir lo mismo a pacientes con problemas respiratorios agudos que con dolencias gastrointestinales.
Según el galeno, los padecimientos más frecuentes son asma bronquial, insuficiencia cardiaca, dolencias de abdomen agudo quirúrgico (apendicitis aguda) y tuberculosis.
A juzgar por las autoridades saharauíes, la continuidad del trabajo de los especialistas es valiosa, sobre todo por la labor de la epidemióloga que realiza pesquisas para definir estrategias a largo plazo de combate a la tuberculosis y otras enfermedades.
Igualmente, ha trazado acciones "muy buenas" para disminuir las enfermedades de trasmisión sexual y las patologías que se adquieren a través del agua y los alimentos. "Se están tomando una serie de medidas para evitarlas", recalcó.
La brigada aún carece de un médico internista, pero -según Caballero- asume el tratamiento de las dolencias que pueden ser atendidas en el hospital donde tienen su base principal, aunque cada jueves visitan un campamento-wilaya (provincia de la RASD) diferente.
El día a día de los médicos son las intervenciones quirúrgicas y las consultas, lo mismo en el hospital que en las wilayas, pero honrando preceptos de la salud pública cubana hacen énfasis en la prevención y el trabajo de campo, con investigaciones.
Incluso, brindan asistencia a la población de lo que aquí llaman territorios liberados, en alusión a la parte del Sahara Occidental bajo control del Frente Polisario luego que fue reconquistada a Marruecos, la nación ocupante de la otra parte del país.
Prensa Latina obtuvo testimonios de ciudadanos comunes, de ex becarios en Cuba y de ministros del gobierno saharauí en el exilio, y todos coincidieron en una alta y favorable valoración del quehacer de los profesionales de la salud de la isla antillana.
No es casual que -según relató el jefe de la brigada- reciban una atención permanente de las autoridades. "Tratan de ofrecernos las condiciones más propicias dentro de las limitaciones y facilitarnos todos los recursos para el trabajo", afirmó.
Pero para quienes vinieron a salvar vidas y multiplicar esperanzas, conscientes de las adversidades, el inhóspito desierto es más que un desafío, ha devenido "una gran escuela".
Los seis cooperantes cubanos llegaron en distintos momentos de 2010 como parte de la renovación periódica de la brigada, que ya lleva varios años, un relevo que -a diferencia de misiones médicas de Cuba en otros países- aquí es más rápido por lo inhóspito del territorio.
Y ciertamente la República Arabe Saharauí Democrática (RASD) se ubica en una zona del Sahara en la provincia argelina de Tindouf, a la que los árabes definen como al hammad, que se traduce como la parte más cruda y desapacible del desierto.
"Contamos con pocos recursos, pero adecuamos lo que tenemos al momento y lugar en que estamos viviendo", señaló muy resuelto el jefe de la brigada médica de la isla, Miguel Caballero, al comentar que tras un año de labor son destinados a otras misiones.
En entrevista con Prensa Latina en la localidad de Rabuni, capital administrativa de la RASD, Caballero explicó que el equipo atiende patologías múltiples gracias a las especialidades de sus integrantes.
Médicos de las ramas de cirugía, ginecología y obstetricia, epidemiología y pediatría, así como un licenciado en radiología y otro en anestesia, son capaces de asistir lo mismo a pacientes con problemas respiratorios agudos que con dolencias gastrointestinales.
Según el galeno, los padecimientos más frecuentes son asma bronquial, insuficiencia cardiaca, dolencias de abdomen agudo quirúrgico (apendicitis aguda) y tuberculosis.
A juzgar por las autoridades saharauíes, la continuidad del trabajo de los especialistas es valiosa, sobre todo por la labor de la epidemióloga que realiza pesquisas para definir estrategias a largo plazo de combate a la tuberculosis y otras enfermedades.
Igualmente, ha trazado acciones "muy buenas" para disminuir las enfermedades de trasmisión sexual y las patologías que se adquieren a través del agua y los alimentos. "Se están tomando una serie de medidas para evitarlas", recalcó.
La brigada aún carece de un médico internista, pero -según Caballero- asume el tratamiento de las dolencias que pueden ser atendidas en el hospital donde tienen su base principal, aunque cada jueves visitan un campamento-wilaya (provincia de la RASD) diferente.
El día a día de los médicos son las intervenciones quirúrgicas y las consultas, lo mismo en el hospital que en las wilayas, pero honrando preceptos de la salud pública cubana hacen énfasis en la prevención y el trabajo de campo, con investigaciones.
Incluso, brindan asistencia a la población de lo que aquí llaman territorios liberados, en alusión a la parte del Sahara Occidental bajo control del Frente Polisario luego que fue reconquistada a Marruecos, la nación ocupante de la otra parte del país.
Prensa Latina obtuvo testimonios de ciudadanos comunes, de ex becarios en Cuba y de ministros del gobierno saharauí en el exilio, y todos coincidieron en una alta y favorable valoración del quehacer de los profesionales de la salud de la isla antillana.
No es casual que -según relató el jefe de la brigada- reciban una atención permanente de las autoridades. "Tratan de ofrecernos las condiciones más propicias dentro de las limitaciones y facilitarnos todos los recursos para el trabajo", afirmó.
Pero para quienes vinieron a salvar vidas y multiplicar esperanzas, conscientes de las adversidades, el inhóspito desierto es más que un desafío, ha devenido "una gran escuela".
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